viernes, 22 de julio de 2011

20110722 El invento revolucionario

Todo el mundo sabe lo que es pasar calor, no os vamos ahora a venir con quejas del tipo "ojú qué calor que hacía en Nueva York", "ojú si es que se me escocían las cachas con la puñetera falda", "ojú si es que he sudado más que un oso polar en un invernadero con un jersey de cuello vuelto", etcétera etcétera.

Es cierto que hemos tenido mala suerte y en nuestra primera semana hemos sufrido un tsunami de calor de dimensiones colosales. Temperaturas de más de 100º (*) recalentaban nuestros esculturales cuerpecitos, estábamos pegajosas y malolientes. El humor de Jels daría miedo hasta al mismísimo Satán. Nuestra capacidad de pensar con claridad había ebullido y se había evaporado.

En estas circunstancias, papá y mamá, comprenderéis que lo que hice lo hice en un estado realmente crítico, y que no fue mi intención hacer el mal. Lo hice por nuestro bien.


Lo confieso: en un bar en el que nos cobraron 11$ por una cerveza de tercio calentorra, a mi se me olvidó en una mano el invento revolucionario. Cuando salimos del local, ambas empanadas miramos con asombro el glorioso objeto encontrado al final  de una de mis dos extremidades superiores: el invento revolucionario.

 

Funcionamiento básico:
1. Pulsar botón de ON y mirar con admiración el ventilador que comienza a girar.
2. Accionar la palanca lateral mientras apuntas directamente a la cara, pecho, brazos o cualquier parte del cuerpo decente.
3. Sentir el frescor del agua que en forma de pequeñas y divinas gotitas cubre tu cuerpo.
4. Para potenciar el frescor, apuntar directamente con el ventilador (en ON) a aquellas partes previamente humidificadas.

(*) Fahrenheit ¿Qué os creíais?

3 comentarios:

  1. Jajajajajaja, ya sabes que no soy especialmente dada a escribir comentarios pero en esta ocasión no he podido evitarlo. Me partía de risa y pensaba en la pobre Cris aguantando el mal humor de Nena. El invento me parece la caña de España. A seguir viviendo la aventura. Un beso fuerte para las dos y mucho ánimo para Cris.

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  2. Mamaaaaaaa! Así es cómo me apoyas?

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  3. Ya te puedes imaginar el calvario por el que estoy pensando. Lo único que me anima a levantarme cada mañana es saber que si la cosa se pone muy chunga, puedo utilizar el invento revolucionario sobre Jels. ¿Has visto la cara de tranquilita que se le queda? No nos contaron toda la verdad aquellos que dijeron lo de que la música amansa a las fieras...

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