20111029 Desayuno en Friburgo

A la mañana siguiente nos reuníamos con nuestra pequeña  Jels en Friburgo. La recogimos en la estación de trenes (Hauptbahnhof) y nos fuimos al centro del pueblo para dar un paseo y desayunar algo. 

Llegamos a la plaza del centro del pueblo siguiendo el pico más alto que por allí se divisaba: el campanario gótico de la catedral. Y allí mismo descubrimos con ilusión un estupendo mercadillo. Un mercadillo es siempre un lugar perfecto para comprar algo típico de la zona que llevarse a la boca. Nosotras, que nos morimos por las cosas típicas, nos compramos una salchicha con cebolla frita y un par de botellas del vino más típico de la zona, muy dulce y afrutado. Un desayuno de campeonas para empezar el día con fuerza y energía.

Nos gusta admirar las cosas ricas y bonitas de la vida.

Elegancia y saber estar.

Frigurgo es un pueblo con mucho encanto, pequeñito y coqueto. Una mañana fue más que suficiente para darse un paseo y entrar en la catedral. Aquí os ponemos unas cuantas fotos.

La catedral con su campanario gótico.

El interior de la catedral. Muy bonita por cierto.

Una de las vidrieras de la catedral estaba dedicada a los bretzel. ¡Oh amado bretzel! Una de las mejores cosas que hacen los alemanes.

Evidentemente es la época de las calabazas. ¡Y qué calabazas oigan!

Compramos unas cuantas provisiones para el almuerzo y la cena. ¡Señora no, el pan no, el bretzel!

Más vinito para la ultimate-fiesta que queríamos organizar por la noche.

Friburgo está llena de pequeños canales por donde los niños paseaban sus barquitos.

La plaza del ayuntamiento. Un cafelito calentito sentadas en una plaza simplemente observando el día a día de los friburgueños es una de las cosas con la que las empanadas más disfrutamos.